sábado, diciembre 20, 2008

Estaba viendo la capacidad que tiene el plagiador de soportar la presión social. Tenían que darse cuenta algún día, ahora me siento mejor. Alguien intenta tranquilizarme. "hasta Borges era un plagiador..." Dejaremos aquí todo, me gustan las personas que sonríen cuando alguien dice que es creativo. Es una larga discusión, claro, finalmente estas palabras ya las dijo alguien, en este orden, incluso esto: asojivniqubvjñsvda. Pero qué júbilo volver a escribirlas, que feliz incursión, la de repetirse. Hasta se necesita un poco de valentía para reconocerlo, un poco de eficacia, como decía Crispín.

miércoles, noviembre 05, 2008

Escaleras

Los vivos me dicen que tengo suerte con las cosas que me pasan. Pero la realidad es otra: existen almas que me cuidan. Las muertes que no debieron pasar. Las malas muertes que me matan. Que me dicen cómo deberé morir. Las almas que sentencian: “dime cómo mueres y te diré quién eres”.

Todo tiene su precio. No es suerte.

Si intento eludir a la muerte (si ahorro para mi jubilación, si respeto los semáforos, si llevo condones, si no prevalece mi instinto, si mi vida agoniza la muerte de algunos vivos, si me desvivo por no morir, si me aseguro esta existencia) estaré eludiendo en realidad a la vida.

Queda entonces amar a la muerte, burlarse de ella, acariciarla, dormir con ella, festejarla, tenerla como un trofeo y beber de ella.

sábado, septiembre 20, 2008

Excusas

Joseph Joubert nació en Montignac en 1754 y murió setenta años después. Nunca escribió un libro. Sólo se preparó a escribir uno, buscando decididamente las condiciones justas que le permitieran escribirlo. Luego olvidó también ese propósito.


Bartleby y compañía. - Vila Matas

lunes, septiembre 08, 2008

Deseos insufribles

¿Y dónde diablos está el maricón de Apolo? Apolo está enfermo, grave.
Bolaño en “Enfermedad + literatura = enfermedad”


Pedro Juan Gutiérrez dice que cuando encontró su estilo fue una catarsis perpetua, “ahí, chico, en esta mesa a las dos o tres de la mañana, con el licor a lado y los papeles revueltos. Y me decían que eso no era material literario, así, descaradamente”. ¿Por qué estos escritores me fascinan? ¿Por qué la Alfonsina es sólo una imagen caminado por las orillas? ¿Por qué la Shelley es ella escribiendo sobre un triste hombre mirando los Alpes? ¿Por qué el Nabokov escribiendo sólo de pelotitas de tenis? ¿Por qué Fuckowski y Viscarra? Si la literatura no es eso, si es sólo oficio, solo trabajo, profesionalismo, técnica y disciplina, me cago en ella. Yo quiero fervor, furia, arrobamiento. La musa, sea lo que sea eso. Quiero eyaculación y éxtasis, no mundos apolíneos y estructurados. ¡Vengan mis terrores y patrañas dionisiacas! Mis vicios pasados.

Y por eso empecé a odiar el fútbol, cuando se impuso el profesionalismo, el rigor academicista y lo predecible. El discurso del fariseo —similar al blog con perfil, mascota, amigos, bloguivianos y “Viva la paz”—. Así, no hay peor tortura que ver un programa de fútbol: dejo de comer, dejo de reír, y con solo ver a su gordo conductor, vomito.

Quiero escribir una literatura como si se tratara de un andamiaje del Play Land Park, quizá un carrusel más, pero por lo menos algo distinto, uno que cuando se suba alguien le haga salir sangre por las narices.
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Parece tan sencillo lo que quieres, tan sencillo como caminar por el agua sin que la arena olvide tus pies.

sábado, agosto 09, 2008

...

Mantener feliz a alguien es casi imposible, el signo de un dios.

Un hombre ambicioso emula la intención de los dioses tratando de ser un modelo perfecto, absoluto. Su simetría no podría tener mejor intención, se concentra en el objetivo y, por tales razones, se convence que hace feliz a alguien, pero en realidad no lo sabe. Si pasa algo se pregunta qué hizo mal.

Otro, un hombre mediocre, en este infeliz duelo por la felicidad, no aspira a mucho. Hace para ese alguien tan solo improvisaciones. Le da excusas o aspirinas para pasar el rato. Algunos trucos en castillos de naipes.

Así, el hombre mediocre está más cerca de dios que el hombre ambicioso, porque a ella lo que realmente le interesa no es la felicidad en sí, sino un fundamento para ser feliz. A veces, sin embargo, a este hombre mediocre se le acaban las aspirinas o naipes, aquello que tenía que comprar en la tienda de la esquina.

miércoles, agosto 06, 2008

torcud odnanref

Como diría alguien, déjenme alardear esta muestra de... ¿cariño? Indefinible intención, como el tiempo en La Paz.

Tu faro, tu canon frenan toda duda
ofrendan un afan nunca fatuo.
Tocan, entran, tantean, no frenan.

Un duo dará un eco nunca tenue.
So

lunes, agosto 04, 2008

Um pedaço de nós

No sé si fue un fin de semana solitario. Fui en busca de compañía a una discoteca, fui en busca de un momento de amor. Me dije porqué no sentarme en una mesa y beber una cerveza. Acostumbrándome a la bulla y a las miradas de invitación, dejé que el tiempo pase. Fue interesante solo mirar con tranquilidad a las gentes bailando. Y pasó lo que esperaba sin esperar, tocó una canción antigua que me llevó al mismo desconcierto, ¡hey, ven conmigo a danzar!, me dijo. Empecé entonces a sentir el olor de mi infancia.

Era 1989, mi madre había muerto un año antes y yo deambulaba todavía inconsciente por las casas de mis tíos. Un día llegó una prima mayor, ahora recuerdo, mis pasos torpes y mis cabellos crecidos; ella más tarde bailando lambada, su cintura que me llegaba a los hombros y mis labios tocando su vientre (entiendo por qué me gusta abrazar así). Me había tomado cuando empezó a tocar Kaoma. Daba vueltas infinitas con ella, intentando igualar sus pasos en el aire, oscilado su cuerpo; estaban mis primos, una radio vieja, el piso de madera y las estrellas afuera. Su calor penetraba las tardes en la playa, los días de fiesta de los viejos, las vacaciones, su titubeo cuando la sorprendí al sacarse una polera, el olor a incienso, un carrusel; mi perro febril corriendo al vaivén de mi huida, su gloriosa agonía. Escucho el tema y no entiendo, es muy alegre pero triste, como si me recordara esos viejos traumas y sueños y los elevara en una sola fotografía, de esas que son de otra vida.

Prometí encontrar el tema, encontrar la imagen de esos esclavos bailando alegres lambada. No sabía cómo buscar en internet, ni por el grupo, ni por alguna frase clara que recordara. Luego de varias horas por fin di con ella, con ella, tenía que llamarse Lambamor. Reír y llorar. Intensidad en la oscilación. Saudade. Es mí manera de poseer ese tiempo, una vida guardada en mp3, un milagro de Amelie, una forma de retener lo perdido; como si así de fácil fuera guardar a las personas.

boomp3.com

jueves, julio 24, 2008

Sogliadatai

Sí, la vida se agarra de mí. He intentado perderlo todo, la compañía, el dinero, los ideologemas, esos libros, los recuerdos; pero siempre quedan sus restos, moviéndose. Y vivo de esas migajas.

¿Por qué esas viejas intenciones de querer vivir incluso sobre cuatro ladrillos? ¿Por qué no tener toda la fuerza para recomenzar o por qué no simplemente morirse? Por qué esta agonía perpetua. Lo quiero todo o nada; lo indefinido me atrae pero ahora me doy cuenta que me cansa. Entonces recuerdo a Lestat, el vampiro pomposo y arrogante (una chica asusta a muchos en este café internet, se ha desmayado, quisiera aparentar interés), su acento francés, su inmortalidad, su indiferencia, su no vida. Ha pasado la etapa de su iniciado, Louis, y esa inmortalidad es hastío (me niego a creer que pase lo mismo en un ángel). Así, pareciera necesario un Louis de vez en cuando, o una niña, alguien que se inmute con el don oscuro y que no termine de aprenderlo... ¿cuántos minutos de siglos esperaremos en la película para que se vuelvan como Lestat? Y es que cada vez los veo como partes simétricas de un mismo personaje.

Caminar siempre por el borde sabiendo que si caes vivirás igual, caminar en el caer, caer en el caminar. Es como en mis pesadillas: cuando me doy cuenta que estoy en una, deseo salir, y la única manera es suicidándose, pero el negro humor del destino quiere que al lanzarme de un edificio se enganchen mis ropas antes de tocar el piso; que finalmente lo logre pero que no despierte en esta realidad sino en un palacio; que cada uno de mis intentos sean infinitamente vanos, empezando con el niño que fui, aquel que quería que anochezca moviendo las manecillas del reloj del abuelo. Ahora que intento morir y no puedo siento que esta maldita regla se repite.

Finalmente, me digo, quizás sea porque soy un simple alter ego, a él le muestro estos post-its y los rechaza. Se hallan en orden pero él insiste y amenaza y reclama. Sólo saldrá de aquí cuando me muera de verdad. Mientras tanto seguirá echándome la culpa del desastre existencial, de la contaminación, el desempleo, la miseria, el fracaso o cualquier otra cosa —con objeto de cobrarme su pena de estar vivo.

domingo, junio 22, 2008

sajnvdgiuejcklñas

Se me ocurrió morir. No sería muy difícil, solo perderse para no existir más. En este aniversario probarme a mí mismo si puedo dejar de vivir con este demonio que me corroe y se llama literatura. Creo que el precio pagado ya es suficiente. Aunque tengo miedo de no poder, como Raskolnikov (también deben morir mis ansias de citar), terminaré con algo dentro de mí, sin culpas. No debería ser tan difícil.

Estoy cansado de cerrar los ojos, cansado de la euforia, del plagio. Necesito un hogar.

Gracias por acompañarme en este blog, estará por unos días mientras agonizo.

Cerrado por derribo.

domingo, mayo 25, 2008

Juegos en red

Alguna vez tuve la oportunidad de ser un maldito burgués. Aquel que lee muy bien las aspirinas de Dale Carnegie o de liderazgo (esa palabra es obra del mayor mal de los males). Creo que lo fui pero me aburrí, desde entonces amo la palabra mediocridad. Aunque, debo renconocerlo, siempre está ahí el esquema, hablándome al oído, zumbando como un insecto de mala suerte. Y hay días en que tengo las ganas de ser ese gordito, ese otro sendero que no tomé. Rezo para no dejarme absorver por el mundo, para demostrar a otros y no a mí.

(hay muchos gritos en este lugar, mucha guerra)

sábado, abril 19, 2008

Durará poco; se repetirá siempre

Cuidé de mi caballero con devoción. Me gustaba tocarle, dar­le mis caricias cuando nadie nos veía, y él respondía tierno. Notaba el amor creciendo en mi pecho, ahora sin trabas, sin obs­táculos. Cuando Hugo se sintió recuperado, me propuso que dejá­ramos Cabaret y que fuera con él a su tierra, repitiéndome que sería recibida en Mataplana como una reina. Comprendí que aban­donar la seguridad de aquel lugar, los baluartes encaramados en el monte, su mundo de música, amor y Joy me entristecía. Pero todos, y los señores del castillo los primeros, sabían que aquel uni­verso bello no duraría mucho, que era efímero, y la anticipación de la añoranza acrecentaba el gozo del momento.

—Crucemos los Pirineos por Foix antes de que llegue el invier­no —me decía mi amado—. Del otro lado reina la paz. Hace cien­tos de años que no hay incursiones sarracenas en las tierras de mis padres. Allí estaréis a salvo.

Me inquietaba pensar en cómo me recibiría su familia y muchas veces me sorprendía contemplando el camino que serpenteaba por el valle y que conducía, lejos de la seguridad de Cabaret, al mun­do y a Mataplana.

Naturalmente, acepté. Mis ojos se llenaban de lágrimas al pen­sar en Guillermo, pero el destino había decidido por mí. Entonces comprendía lo mucho que quise al franco, pero también que ama­ba a Hugo más aún, y que ahora todo mi cariño era suyo. También deseaba volver a vestir como una dama, comportarme como una dama, coquetear como lo hacía Orbia, aunque con mucho más recato. Deseaba y temía salir de aquel lugar irreal, irrepetible por lo hermoso, por el hechizo de amor que parecía protegerle.

La reina oculta, Jorge Molist

sábado, abril 05, 2008

Anfitriona fantasiosa

Anagrama de sofianitro

A ti, sin ironía, sin infartos. A ti trato, insisto, ansío. Son tantos instintos, son notorias sinfonías.

Anfitriona, sonrisa sin fin, tinta narratoria, santo rito. Ir a ti a oír afinar, oír, atónito, astros insonoros, trinos. Sonreír así, transitar finos trastornos, otros ríos, faros y sitios. Orar a otras rosas. Arrasar notorias ansias, tantos tonos. Sin ti, anfitriona fantasiosa, irrisorio afinar otras sinfonías, transitorio insistir anotar, frío arrastrar instintos.

Nosotros, airosos, artistas tártaros, insanos, sin oír rastros, notarías, atrios, sótanos, aros, tiranos. Nosotros, ansiosos, tras infinitas fantasías.

lunes, marzo 17, 2008

Comprendiendo a Job

En este momento soy ficción, pero en la realidad real de cada día pasan desgracias. En mis fueros internos me pregunto qué hice para merecerlo. Ya me lamenté y lo seguiré haciendo seguramente, solo aquí puedo reflexionar y respirar. Solo desde este creer que soy puedo permitirme reír y, agradecido, decir con Borges:
Me satisface la derrota, porque ha ocurrido, porque está innumerablemente unida a todos los hechos que son, que fueron, que serán, porque censurar o deplorar un solo hecho real es blasfemar del universo.

"Deutsches Requiem", El Aleph

lunes, marzo 03, 2008

Siempre una de Borges

De entre las opciones que coloca Borges como una de sus virtudes, él dice algo amenazante en Historia universal de la infamia, en su prólogo:
A veces creo que los buenos lectores son cisnes aún más tenebrosos y singulares que los buenos autores. (..) Leer por lo pronto, es una actividad posterior a la de escribir: más resignada, más civil, más intelectual.

miércoles, febrero 13, 2008

Disciplina de la vanidad

Lleno este espacio con la fútil ilusión de que alguien lo lea. Escribir estas palabras me hacen ser dios por un momento, y para ser díos tienes que matar el tiempo de siervo. Había una época en que escuchaba un tema de Black Sabbath...

Matar un tiempo por otro es necesario, y tiempo es personas, amigos, familia. Si eres capaz de renunciar a todo eso por tu egocentrismo escribidor, es ser egoísta, claro; es como aprender a morir varias veces (ya lo dijo Vila Matas), eso yo lo entiendo también como aprender a matar cosas que amas, que es lo mismo. Por eso quizás la idea del asesino y la escritura siempre me atrajo. A un escritor de verdad lo imagino como aquel que camina por la calle, sigiloso, con una daga por debajo para señalar cada detalle, cada gesto descuidado de los demás; como si tuviera la capacidad de quitar la vida a otros y luego botarla en cualquier esquina sucia del papel. Todo esto siempre con esa disciplina asesina: la mente fría y la impavidez para desdeñar y estrujar por igual los papeles o la misma vida.

Yo no lo veo tan feliz como lo ve Vila Matas, él dice que si todos leyéramos y escribiéramos, comprenderíamos más a nuestro prójimo y sería un mundo más feliz, etc. (creo que Vila Matas se está haciendo viejo, che). Quizá sea más complicado de lo que parece, si todos escribieran, el mundo estaría podrido de seres egocentristas que pagarían por que otros los lean. Cada uno andaría en su mundo; pero no sé, a lo mejor estaría interesante (¡ya no habría más encuentros blogger!)... bah, finalmente qué importa ese futuro, quizá la Tierra ya se destruya o, a lo mejor, se convierta en el paraíso de las revistas de los testiguillos, donde comes tranquilo, leche y miel, junto a un sociable león (aunque eso también esta triste pues no habría otro libro más que la Biblia).

Qué huevada, siempre preguntas y preguntas sin respuesta, quizá eso es la literatura, nada más que preguntas. Ni blanco ni negro, So.

miércoles, enero 30, 2008

Grandes esperanzas

Caminaba por la ciudad de alasitas, me había escapado de un mundo serio, no importaba la lluvia y el frío. Esa avenida de automóviles de verdad estaba ahora enteramente dedicada a autitos pequeños de mentiras, dedicada a fútiles esperanzas, a astillas que amenazaban la realidad.

Ver todo eso, con una canción en quechua que venía de algún lugar y un poco de ese antiguo olor de incienso, me vino un poco de felicidad. Ganas de llorar al mundo mi felicidad.

viernes, enero 25, 2008

menos mal que está nublado

viernes, enero 18, 2008

Ego ismo

A veces hay días en que dejas de ser tú por las cosas que haces por los demás. Entre estupideces y formalismos se pasa la vida y yo solo quisiera escapar y emprender un viaje, aunque sea en el recodo de mi cuarto con mi computadora, escribir hasta las cuatro de la mañana.