miércoles, abril 22, 2009

Generalmente creo que he encontrado a mi enemigo, y tengo una razón por la que vivir,
pero ese enemigo de mierda es tan cabrón que me engaña, me distrae y me hace pensar
que estoy peleando con él, pero de repente descubro que no es él.

¿Quién soy ahora?

Mañana tendré que inventarme uno o moriré, o ¿cómo se supone que debo vivir?

God, save me!

domingo, abril 05, 2009

asdg

Tengo la necesidad de escribir algo y eso me causa gracia, quizá sea una marca de mi interna intención de ser escritor, a la que renuncié por que creo que tengo que ser más viejo para decir cosas que valgan la pena. A la hora que me viene esta necesidad.

Y con esa intención, sin ningún apuro, con más confianza porque desconfío de ser “escritor”, me miro al ombligo y, en verdad, a pesar de todo, no hubiera querido que sea de otra manera. Supongo que así me recompensa el olvido cuando reviso unos archivos de mi disco duro que estaban algo empolvados.

Cada forma de organizar dichos archivos, los nombres otorgados, mis músicas y las de otras personas, todo eso, luego de este tiempo, parece un museo de antiguos terrores y amores. Me pregunto si debo alegrarme o entristecerme por haber salido de todo el pasado. Pues me veo y sigo vivo pero también muero un poco.

Es que uno se acostumbra a vivir incluso en un metro cuadrado, uno se conforma con poco e incluso con mucho. Es que algo debe estar mal en los mundos montados para cada quien. Lo sé porque hay mañanas en las que aterrizo a la realidad real todavía con lágrimas de los sueños en los que lloré. Es lo único que se puede transportar. Deben ser historias muy buenas, es una pena que se me vayan olvidando en el día (ya conseguí una libretita donde anotar).

Mis disculpas por estas reflexiones y divagaciones, son re aburridas y abstractas, así que, luego de leer mi anotación de lo que soñé anteayer, me pondré a escribir una historia. Una historia que no sé si pertenece más al sueño, a lo virtual, a lo real o a la ficción. Es que hay historias historias, curiosas, formas distintas de amar.

Dos puntos más que, como sabemos, eligen el laberinto y no la línea recta para encontrarse. Por mi parte miro siempre en la dirección donde estás, desde esta posición estás muy bien.