jueves, julio 24, 2008

Sogliadatai

Sí, la vida se agarra de mí. He intentado perderlo todo, la compañía, el dinero, los ideologemas, esos libros, los recuerdos; pero siempre quedan sus restos, moviéndose. Y vivo de esas migajas.

¿Por qué esas viejas intenciones de querer vivir incluso sobre cuatro ladrillos? ¿Por qué no tener toda la fuerza para recomenzar o por qué no simplemente morirse? Por qué esta agonía perpetua. Lo quiero todo o nada; lo indefinido me atrae pero ahora me doy cuenta que me cansa. Entonces recuerdo a Lestat, el vampiro pomposo y arrogante (una chica asusta a muchos en este café internet, se ha desmayado, quisiera aparentar interés), su acento francés, su inmortalidad, su indiferencia, su no vida. Ha pasado la etapa de su iniciado, Louis, y esa inmortalidad es hastío (me niego a creer que pase lo mismo en un ángel). Así, pareciera necesario un Louis de vez en cuando, o una niña, alguien que se inmute con el don oscuro y que no termine de aprenderlo... ¿cuántos minutos de siglos esperaremos en la película para que se vuelvan como Lestat? Y es que cada vez los veo como partes simétricas de un mismo personaje.

Caminar siempre por el borde sabiendo que si caes vivirás igual, caminar en el caer, caer en el caminar. Es como en mis pesadillas: cuando me doy cuenta que estoy en una, deseo salir, y la única manera es suicidándose, pero el negro humor del destino quiere que al lanzarme de un edificio se enganchen mis ropas antes de tocar el piso; que finalmente lo logre pero que no despierte en esta realidad sino en un palacio; que cada uno de mis intentos sean infinitamente vanos, empezando con el niño que fui, aquel que quería que anochezca moviendo las manecillas del reloj del abuelo. Ahora que intento morir y no puedo siento que esta maldita regla se repite.

Finalmente, me digo, quizás sea porque soy un simple alter ego, a él le muestro estos post-its y los rechaza. Se hallan en orden pero él insiste y amenaza y reclama. Sólo saldrá de aquí cuando me muera de verdad. Mientras tanto seguirá echándome la culpa del desastre existencial, de la contaminación, el desempleo, la miseria, el fracaso o cualquier otra cosa —con objeto de cobrarme su pena de estar vivo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si de todos modos vivirás, a pesar de tus esfuerzos por morir, de la vida misma que te da migajas... encontrá motivos, quizá fugaces, tal vez mentirosos algunos, perennes otros... es triste venir al mundo a morirse y nada mas.

no podemos hacer nada sobre el nacimiento ni la muerte, solo disponemos del espacio entre ambos... algunos esperamos tus palabras.

Cristobal Z.

Anónimo dijo...

Es el viejo dilema "To be or not to be"..La carne has ahora inevitablemente muere. No conformes con esto inventamos "el espíritu....Este tiene dos opciones: Morir tambien y desaparecer para siempre nunca jamás..(desagradable).o ser insoportablemente inmortal y vagar eternamente, sin poder suicidarse..porque es inmortal...
Cualquier linea de pesamiento,sobre el postmortem, dentro de nuestra condición humana
temporo espacial llega a este dilema..y causa angustia..
Queda la chance de apostar a un devenir inimaginable, incalificable que, algo que ningun oido escucho y ningun ojo vió....
Saludos...